¿Por qué PREMA es diferente?
Mi historia comienza en Bilbao hace 2 años, cuando terminé la especialidad de enfermería pediátrica y sentí que quería crear algo propio que reflejara la necesidad de brindar cuidados pediátricos de calidad a las familias en todas las etapas de crecimiento.
Al principio no tenía todas las respuestas, pero sí tenía muy claro que quería acompañar a las familias desde el respeto, empoderarlas con información basada en evidencia y ofrecer un cuidado pediátrico más humano y cercano.
Todo empezó con una idea, una inquietud… o quizás una necesidad. Sentía que el modelo de atención pediátrica necesitaba más escucha, más respeto a los ritmos de cada niño y más apoyo real a las familias, no solo en los momentos de enfermedad, sino en su crecimiento diario.
En todo lo que hago hay una intención clara. Para mí, la empatía es la base de mi forma de trabajar y de relacionarme con mi comunidad. También me mueve profundamente la escucha activa, porque creo que cada familia necesita sentirse realmente escuchada y comprendida en sus dudas, miedos y alegrías. Y nunca pierdo de vista la dedicación, porque representa lo que quiero aportar con mi trabajo y cómo quiero hacerlo: acompañar con entrega, cuidado y respeto en cada etapa del camino.
Mi marca no es solo un proyecto. Es una forma de aportar algo valioso a otras personas, de crear conversaciones, herramientas o espacios que no existían antes. Quiero que quien conecte conmigo sienta que está en un espacio seguro, donde puede aprender, crecer y sentirse apoyado en su rol como madre, padre o cuidador, con claridad y confianza.
La forma en que me gustaría contribuir a un cambio en el mundo es: fomentar una crianza respetuosa y consciente, empoderando a las familias para que puedan tomar decisiones informadas y crear entornos saludables para sus hijos.